-Hola, que tal?
-Maravillosamente desde que te he visto.
-Hace tiempo que vengo haciéndote señas, que me visto de colores llamativos, que sonrío por la calle sólo para que me veas. Al fin te has dado cuenta!!
-Aún no era mi tiempo pero ahora que estás conmigo no desprecies los dones que te he dado, no rechaces la energía depuradora que se te ha concedido, así como me llamaste, así te he elegido.
Difícil tarea la que me pides -le dije- vamos! que no quiero hacerlo sola, tengo miedo.
De eso se trata, supéralo... y se elevó nuevamente a donde acostumbraba.
Quedé pasmada, sentada en el aire llena sol, llena de fuego, sin querer quemarme.
Ya era tarde, estaba quemada por dentro, a sangre, ahora debía hacerme cargo para no incendiarme por dentro y encender el día.
Desde entonces que camino recorriendo rumbos sin destino aparente, buscando lo invisible, lo intangible, sin saber a ciencia lo que me espera, pero esperando que sea a bien lo que sea.